“Avodat HaShem”: “La Tefilá”
Cuenta el Pirké Avot, que mientras estaba el Beit HaMikdash en pie, el mundo se bendecía por el mérito de los korbanot (sacrificios) y las lluvias caían a su debido tiempo. Sin embargo, nuestros pecados causaron que se destruyera y el servicio de los korbanot fuera anulado.
La tefilá es el sustituto de los korbanot, ya que éste es el servicio del corazón, como está escrito: “Y lo servirán con todos sus corazones”.
Debemos saber por lo tanto, que el provecho más grande que podemos obtener de la tefilá, es cuando ésta surge de lo más profundo de nuestro ser.
La condición necesaria para que HaShem responda a la tefilá y anule los decretos que pesan sobre su persona, es una tefilá íntegra, es decir, suplicarle a Boré Olam confiando plenamente con todo el corazón y con absoluta conviccón de Su ayuda Divina.
Como escribió el Rey David: “Cercano está HaShem a todos los que imploran, a todos los que le ruegan de verdad” (Tehilim 145:18), esto significa que el pedido debe ser auténtico, “de verdad”, con todo el corazón realmente.
Una historia extra, como ejemplo…
Cuentan sobre Rab Shimshon David Pinkus Z”L, que en cierta ocación se presentó ante él un Abrej y con lágrimas en los ojos contó que llevaba muchos años de casado sin tener hijos. Le dijo el Rab Pinkus: “Vuelve a las dos de la mañana y veré que puedo hacer por ti”.
El Abrej regresó a la hora pactada, pero para su sorpresa el Rab lo hizo subir a su automóvil. Salieron de la ciudad al medio del desierto, a un lugar totalmente desolado. Allí el Rab detuvo el vehículo y salió del mismo con el Abrej diciéndole: “En este momento te encuentras en el medio del desierto, sólo tú y el Amo del Universo… Llora y suplícale, como lo harías con un compañero, ¡únicamente de esta manera te ha de responder!. Quédate aquí y yo regresaré en media hora”. Después de media hora regresó el Rab Pinkus y al observarlo le dijo: |
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“No es así como debes clamar, no has llorado suficiente… No se llora de esa forma… ¡Llora, llora! ¡Clama desde lo más profundo de tu corazón, insiste con todas tus fuerzas y con toda tu alma, entonces encontrarás la salvación!”. Y se fue por otra media hora.
Cuando regresó, observó al Abrej y vió que sus ropas y su cara se hallaban impregnadas de lágrimas, que expresaban una tefilá de todo corazón. Entonces el Rab se rió y le dijo: “A ese tipo de tefilá es a la que me refería, ¡verás cómo te responderá!”.
En efecto, así sucedió.
Nuestro Mashiaj , el Rab Iehoshua (o Ieshua), hacía tefilá sin cesar. Cuentan algunos k´tuvim que estuvo cuarenta días en el desierto haciendo tefilot y ayunando.
Cuánto tenemos que aprender en cuanto a la tefilá!
Tefilá que no viene de lo más profundo del corazón y del alma, es tefilá no respondida!!!!
Shalom!
Sebastián Mac Dougall
Dirección General